miércoles, 2 de abril de 2008

PSICÓPATAS Y COMPASIÓN

Hace tan sólo dos o tres días un medio de comunicación me entrevistó en referencia al terrible asesinato de la niña onubense Mariluz. Para sorpresa del periodista opiné que todos habíamos aprendido algo y no tan solo respecto a los fallos ya tan comentados de la propia justicia sino aquellos relacionados con la actitud del padre. Creo que su serenidad y paz interior propias de una persona con gran vida interior y un sistema de creencias activo en lo más profundo de su mente le ha servido para poder ordenar su dolor en los peores momentos de sufrimiento. Más aún, sus palabras exentas de venganza pero impregnadas de justicia han rezumado autoridad moral y revalorizado sus peticiones ante nuestra sociedad.

La emoción clave ha sido la compasión. Esa sensación que justamente la semana pasada una revista científica norteamericana afirmaba haber localizado en una zona determinada del cerebro pero que, más importante aún, concluía que podía enseñarse a nuestros hijos y que podía desarrollarse, cito literalmente, “como quien aprende a tocar un instrumento musical”.

El padre llegaba a “no desear al asesino ni un solo día” de los que él había padecido. Es decir, una demostración sublime de empatía, de saber ponerse en el lugar del otro. Algo que, lógicamente, el asesino nunca supo hacer. La “empatía”, ese congeniar íntimamente con otra persona hasta el punto de poder vivir y sentir lo que el otro padece es impropio de los psicópatas. Es una pena que para tener que descubrir seres humanos como Juan José Cortés haya tenido que suceder algo tan terrible. Ojala que los telediarios estuvieran plagados de seres semejantes a él que supieran ponerse en el lugar de los demás en vez de psicópatas que, en algunos casos, tienen participación de nuestra vida diaria y que no siempre se dedican al crimen.

Siempre nos quedará el dolor de no haber visto crecer a Mariluz al lado de un padre como Juan José. Quien sabe que tipo de futuro le aguardaba en nuestra sociedad. Al menos ella tuvo el padre que, probablemente, el asesino nunca tuvo la alegría de conocer. Descanse en paz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Juan José Cortés nos ha dado a todos una lección de humanidad, de serenidad y de justicia. Ojalá la sociedad estuviera plagada de gente como él.

Anónimo dijo...

Qué pasa con la revista?
Es ciero que ya no se edita?
Cómo es esto, con lo buena que es?