Me encontraba viendo el documental “Ser y tener” por segunda vez en estos meses cuando advierto que en una de las escenas la madre de uno de los niños le da un ligero manotazo por equivocarse en la tabla de multiplicar. Esto me hizo recordar la polémica creada en nuestro país acerca de los supuestos maltratos físicos. Parece que no hubiésemos cosechado suficientes truenos de la otra mal llamada “violencia de género” donde multitud de parejas acaban denunciándose unos a otros, en algunos casos por razones justificables pero en otras, la mayoría para obtener réditos económicos. Todo ello sin considerar algo relativo al sentido común como acudir a mediadores que reconduzcan la situación antes que poner los pies en una comisaría y dar lugar a una situación que ya suele ser irreversible. Debo ser un “bicho raro” que prefiere intentar arreglar las cosas sin abogados de por medio. Más aún cuando las relaciones entre seres humanos son tan complejas y delicadas que, una vez rotas, tienen difícil solución.
Por supuesto que estoy de acuerdo en no castigar físicamente a los niños, no solo a ellos sino a nadie más. Por supuesto que no comparto que hombre y mujeres se agredan pero, ¿realmente se puede legislar toda actividad humana en nuestro entorno? ¿Comenzaremos también a ver padres y madres esposados que pasen los fines de semana en los calabozos cuando el adolescente de turno quiera salir de madrugada y provoque una discusión familiar? Muchos saben lo fácil que es llamar al 112 en un momento de acaloramiento. ¿Todo se arregla con leyes y abogados?
No cabe duda que la intención de la ley es buena pero su cumplimiento puede dar lugar a situaciones mucho más complejas que la situación inicial que pretendió mejorar. Casi todo el mundo está de acuerdo en no agredir a los niños si bien no necesitamos al “Gran Hermano” que nos lo recuerde de manera constante y se entrometa en nuestra vida diaria. Incluso también, ya puestos a opinar, estoy en desacuerdo en que el Estado tenga el monopolio de la violencia. Es decir, el único que pueda “administrarla”, ¿o es que ellos no piensan renunciar a su empleo? ¿Quién controla al Gran Controlador? Muchos estamos en desacuerdo con la violencia aplicada a los niños pero también en desacuerdo con legislar cada aspecto y conducta de nuestras vidas.
¿Qué opináis al respecto?