miércoles, 25 de octubre de 2006

DE JUGAR CON MUÑECAS A CAMBIAR PAÑALES

Una de las cuestiones candentes que se han planteado en los foros en las últimas horas, es el de una lectora que ha tenido conocimiento que su hija de 12 años ha tenido ya su primera relación sexual. Esta lectora que ha preferido mostrar su duda anónimamente se encuentra lógicamente preocupada ya que esperaba que esta experiencia fuese más tardía, como ella misma dice: "más adelante o, por lo menos, un par de años más". En el estado actual de la cuestión lo que le preocupa ahora es que esta conducta no se repita en el tiempo y, por supuesto, que no derive en un embarazo. Asimismo no quiere proporcionarle "una falsa visión sana del sexo o un mal uso del mismo".

El tema es de suma actualidad y, parcialmente, su trato es casi considerado "tabú" por la sociedad española. Sin embargo, es una realidad en la que muchos adolescentes y otros, casi niños, se están iniciando a unas edades sumamente tempranas.

Algunos podrían sentirse confusos al leer estas líneas, al igual que ciertos padres, que podrían errar creyendo que estamos hablando de conceptos meramente "morales". Si tal actitud es meramente "buena" o "mala". Por el contrario el criterio a establecer (y esto puede despejar las dudas a muchos de los lectores de este "blog") va a estar mediado, fundamentalmente, por el momento psico-evolutivo de la persona que se inicia en dichas relaciones.

Cuando se habla de este tema, tan serio por sus consecuencias fáciles de adivinar, entre ellas el embarazo de niñas y adolescentes, algunos arguyen con cierta sorna que "en otros países" los niños se inician en el sexo a edades muy tempranas. Lo que olvidan al realizar este comentario es que este hecho suele ser efectivo en zonas del planeta en los que el analfabetismo, así como una reducida expectativa de vida eran y son, desgraciadamente, la norma común. Cosa que no parece ser el ideal a seguir en nuestra sociedad.

Dejando de lado el espinoso tema del embarazo (vidas destrozadas, sueños rotos, "padres" adolescentes, etc.) no es menos cierto que la comunicación con nuestros hijos debe establecerse a todos los niveles. Estos crecen muy rápido y, en ciertos momentos, descuidamos los canales de diálogo lo que se traduce en que, literalmente, no sabemos lo que está pasando en sus vidas.

Paradójicamente, en todas las encuestas, los niños y adolescentes expresan que desean a sus padres como la principal fuente de información y apoyo, incluyendo lógicamente, las referidas a la sexualidad. Otra historia es que simulen, en muchas ocasiones, hacer "oídos sordos". Sin embargo, el bagaje cultural de la familia va "calando" en sus conductas y, posteriormente, será utilizado como referente en sus vidas.

Si estos canales de comunicación existiesen desde la infancia se podrían reducir, al menos, la presencia de sorpresas como la que le ha sucedido a esta lectora o a cualquiera de nosotros. Deberíamos, consecuentemente, intentar anticiparnos a los acontecimientos.

Quizás esa idea, expresada por esta preocupada madre, de haber deseado que su hija hubiera esperado "un par de años más" (¿con catorce?) ha sido inconscientemente transmitida en alguna conversación sin haber sido apoyada, paralelamente, de razones que sustenten el necesario retraso que debe existir entre la aparición del instinto y su posterior consumación. Igual de importante, o más, es el contenido de la información que proporcionamos a nuestros hijos.

En nuestro país las primeras relaciones sexuales se sitúan en torno a los 17 años. Pero este dato no deja de ser una simple estadística y no una norma de comportamiento, ni siquiera una referencia de conducta para que los padres la "implanten" en sus hijos. De hecho, algunas personas no se encontrarán emocionalmente preparadas hasta algunos años después. Dudo que esta regla de proporcionalidad sea lineal para edades inferiores.

Se habla mucho de la educación sexual. Curiosamente, cuando esta se consigue se convierte, muchas veces, en una especie de manual de instrucciones como los que incluyen los muebles de IKEA. Nada de ello puede reemplazar a las conversaciones íntimas con nuestros hijos en las que podemos transmitir que la sexualidad es mucho más que la mera relación sexual. Empaparles en la idea de que existe un recorrido que, además, no deben perderse porque, en muchas ocasiones, es mejor que el propio destino. En el caso de los varones, dejarles claro que las responsabilidad es compartida, subrayando valores de responsabilidad y de consecuencias prácticas.

En fin, no solo hablar si no comunicarse, pero desde el principio, sin esperar a que sobrevenga alguna "gran crisis" o, por lo menos, si llega, estar sólidamente asentados. Antes de educar a nuestros hijos educarnos nosotros mismos. Reconozco, modestamente, que yo sigo haciéndolo todos los días.

El debate está abierto...


José Miguel Gaona
Director "Educar Bien"

4 comentarios:

Oscar A. Matías dijo...

El artículo me parece muy acertado. Está claro que los padres deben formarse adecuadamente en este tema -como en otros muchos- para educar acertadamente a sus hijos. Quizás el problema existe en la desorientación por parte de padres y educadores para encontrar unas pautas acertadas que faciliten el modo de tratar estos temas. Por otra parte, estoy de acuerdo que al tratar la sexualidad no hace falta caer en normas morales, sino que también deben considerarse otros puntos de vista.

Anónimo dijo...

Beba:
Aveces pienso que toda esa información de la que se habla se la transmite a nuestros hijos de forma errada especialmente por los medios d ecomunicacion en los que podemos ver series como sexo en nueva york por la tarde y anuncios tan explícitos de preservativos todo el dia si mientras nosotros tratamos como dice el director en su comentario; de comunicarles y enseñarles valores de que sirve si por todas partes ven anuncios o los oyen invitandoles a experimentarlos como si de tal cosa se tratase, pues como siempre seremos los padres los retrasados en el tiempo.

Anónimo dijo...

Como maestra, estoy de acuerdo en que son los padres quienes deben formarse adecuadamente para educar debidamente a sus hijos en este terreno.
Pero esto también es parte del trabajo de lo/as maestros/as, que debemos enseñar desde el inicio de la edad escolar, sexualidad, que como bien ha dicho el Dr. Gaona es mucho más que enseñar uso del preservativo u otros anticoncptivos. Enseñar sexualidad es enseñar a conocer y aceptar como normales las características del propio cuerpo y las del sexo opuesto y, posteriormente, los cambios propios de la pubertad.
Esto es algo básico en el desarrollo social e intelectual de un niño y /o adolescente, y que nada tiene que ver con principios morales.
Además, ello será importante para que, según vaya creciendo, el niño o adolescente pregunte todas sus dudas sobre la sexualidad, inicio de las relaciones, sexuales, etc. y , de este modo, ayudaremos a prevenir, no sólo embarazos no deseados sino enfermedades de transmisión sexual, que destrozan vidas de adolescentes y familias enteras.
Por eso es básico que, desde el ámbito familiar como desde el escolar se hable con los niños abiertamente de este tema, sin tabúes, con naturalidad, pero con un vocabulario adecuado, que no sea obsceno (se trata de educar, no de escandalizar) y que se adapte a la edad de los alumnos o hijos.
Hay que informar de todo, sobre todo de las consecuancias derivadas de relaciones sexuales "irresponsables", que son tales como embarazos no deseados y, lo que es peor, enfermedades de transmisión sexual, que son, en muchos casos, incurables (incluso mortales)y que destrozan vidas del afectado y de su familia.
Así que, animo a todos, padres, educadores, hermanos mayores, a que traten estos temas como es debido, así evitarán sorpresas desagradables.

Anónimo dijo...

El sexo es algo natural y como tal debe ser tratado con nuestros hijos, desde siempre.