jueves, 22 de marzo de 2007

"PAPI", ¡PASAME EL PORRO!

Parece increíble la frecuencia con la que podría actualizar este blog si dispusiese no sólo del tiempo necesario para escribirlo sino también de los minutos que conllevan reflexión y que son la puerta para sincerarme y escribir algo que resulte medianamente inteligente y de interés para el lector.

Casi a diario nos ocurren cosas que, desde el punto de vista profesional o personal (¿se acuerdan del blog del “Monopoly”?) nos llaman la atención e inspiran para escribir unas líneas. Luego el tiempo nos come el resto del día y muchas, desgraciadamente, se pierden casi para siempre.

Sin embargo, hace dos días recibí en la clínica a un padre lógicamente preocupado ya que su hijo de 20 años no hace otra cosa que estar en casa frente al ordenador y fumar porros. Este último asunto, binomio ordenador y porros merece otro artículo algún día de estos pero ahora me voy a centrar en otro aspecto: ¿Cómo había llegado a producirse dicha situación? Seguramente no se puede achacar a tan solo una circunstancia determinada sino a muchas o, al menos a varios factores.

A lo largo de más de una hora de conversación pude advertir cierta actitud de “colegueo” en la descripción que el padre me hacía de la relación con su hijo. En un momento determinado, tampoco hacía falta ser un avezado psiquiatra, le pregunté si él también consumía hachís. Miró hacia el suelo, presto a admitir algún desliz, y admitió su consumo. Lo peor es que, un instante después, comentó que hasta hacía poco ambos compartían los porros a diario.

Un buen profesional no entra (o no debe) juzgar cuestiones de índole moral o puramente social sino eminentemente prácticas.

Me planteo: ¿Era previsible el resultado ante tal actitud?, ¿Qué puede hacer, ahora, el padre?, ¿Romper la relación asimétrica (ser un “colega” en vez de padre) padres-hijos es bueno?, ¿Conocéis casos similares?, ¿Qué haríais vosotros?

Lo que yo hice y lo que sucedió en la próxima cita lo relataré en mi próximo artículo. ;-)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Normalmente desde que somos pequeños, si admiras a la figura materna/paterna, reproducirás con mucha más reiteración sus actos. Es decir, les imitarás. Por puro placer, por parecerte a ellos. De ahí el...."De mayor quiero ser como papá". Y este modelo es mucho más fácil de seguir si la relación padre-hijo es de colegueo. Admirarás más a alguien q se asemeje a un amigo, que no a un déspota autoritario.

Pero qué pasa, que también hay que "predicar con el ejemplo".
Ser un modelo a seguir, y no a evitar.

La situación que se comenta en el post, era totalmente predecible.
"del tal palo, tal astilla".

Así que para solucionarla, yo vería más adecuado no romper ese "colegueo", pues es el único vínculo fuerte o positivo que les unen. El chico ya tiene 20 años, ya está formada su personalidad, así que una figura autoritaria ahora, no provocaría nada más que enfrentamientos y rencores o rivalidades.

Aprovecharía ese gancho que tiene el padre para, mediante la colaboración, ayudar a su hijo.

En su jerga, explicarle, que fumar no es malo (o sí lo es; pero ya no se le puede decir esto, y menos aún, si es una actitud que hace el padre) ..que fumar no es malo, pero no es lo único en la vida. Que se puede fumar y divertirse, pero luego inevitablemente en la vida hay que ser mínimamente responsable, porque sus padres no estarán ahí para siempre, y tiene que estudiar o trabajar. No presionarle, pero hacerle entender esto.
Y paulatinamente, haría algo para cambiar su actitud.

Alguna idea más?
Estoy ansiosa por ver cómo se resolvió este conflicto.

Saludos.

Anónimo dijo...

Trabajo con menores a diario y desgraciadamente llevo la impresión de que es más frecuente de lo que suponemos. Sé de una adolescente de 14 años que dejó el colegio hace 2. Sus padres están separados (él está en prisión), y tiene con su madre esa relación de "colegueo" que menciona el dr. Gaona. Se dedican a fumar porros, y no se sabe si a algo más serio. Pensamos que quizá la solución fuera sacar a esa niña de ese ambiente, o incluso darle un susto a través del Juzgado de menores, ya que no hace caso de nadie, y dicen de ella que es manipuladora y consigue hacer siempre lo que quiere.
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